MG - Koitsune

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Para

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 Koitsune  

Información básica 

— Nombre: Sai
— Apellido: Trafalgar
— Edad: 15
— Género: Masculino
— Peso y altura: 52 kg / 1.65 
— Aniversario: Virgo /  27 Setiembre 

— Explicación diseño: El diseño está basado en el Kitsune (Deidad zorro japonesa).
El shuriken de su espalda emula las colas, los palillos de su cabeza las orejas y las puntas de su kimono las garras.
También tiene marcas en la piel típicas de este animal mitológico.
Una vez con el traje puesto las garras se funden con las manos de Sai y se convierten en uno, por lo que puede manejar las zarpas como si fuesen suyas y no fuese simple ropa.
En su aspecto humano no se le ven los ojos, sin embargo en su forma Moeri sí, ya que cambian de color y forma y la suficiente seguridad a Sai como para mostrarlos.

— Flor: Flor de Cerezo / Prunus Serrulata
— Arma en detalle: Shuriken rosa llamado Hanabira (pétalo en japonés). Permanece atado a su espalda por el cordón, sin embargo, cuando lo necesita solo debe alzar su zarpa y invocar su nombre para que el mismo aparezca en ella sin necesidad de desatarlo. (de hacerlo su ropa dejaría de estar sujeta y quedaría medio desnudo lol)
—Senbonzakura: Esta habilidad permite que el Shuriken que lleva en su espalda se descompongan en cientos de pétalos de flor de cerezo que pueden ser manipulados a placer del usuario para atacar. Dispone de un periodo de 10 minutos de efectuar ataques con estos pétalos, pues luego de ese tiempo los pétalos se marchitarán y el arma no podrá volver a su forma original hasta el próximo combate.

— Distrito: Terpsicore

—OC Soundtrack: www.youtube.com/watch?v=6-wEAe…   Tenía que hacerlo

Personalidad 

Sai tiene una personalidad fundada en decenas de contradicciones. Es un muchacho aparentemente atrevido, directo, sin pelos en la lengua y seguro de sí mismo, y sin embargo, tiene una enorme cantidad de inseguridades que lo atormentan a todas horas.
Normalmente el muchacho suele llamar la atención por lo estrafalario de su aspecto y su vestimenta en general, pareciera que en un forzado intento de aceptación de su físico decidió que lo mejor sería acompañarlo con una ropa igualmente curiosa. 
Gargantillas, cruces, colores fuertes combinados con colores muy oscuros, ese es el estilo que suele llevar con orgullo este joven, y, por si no fuese poco, también su carácter es explosivo, tiene muchísima energía, tanta que hasta se ha sospechado que sufriese Déficit de atención, sin embargo, esta opción ha sido rechazada por los médicos, quienes afirman que simplemente se trata de un chico que causa estragos como si de un terremoto se tratase.
Lo más llamativo de su personalidad, no obstante, son sus aires de divas. Puede ser que cuando él se vea en el espejo por las mañanas desee arrancarse el rostro que la naturaleza le ha dado, sin embargo, una vez en la calle, quieras o no, Sai es, según sus propias palabras, el tío más estiloso y guapo del lugar. Quizás es un método práctico para subirse la autoestima, pero lo que es seguro es que daría la impresión de que nada ni nadie puede echar por el suelo el orgullo de este muchacho. Él es divino y lo sabe.
A pesar de esto, hay que decir que es bastante susceptible y no requiere mucho esfuerzo hacerle enfadar, sin embargo, sus rabietas son efímeras, puesto que a los pocos minutos de haber tenido un enfrentamiento se cansa de estar de mal humor y dedica su tiempo a otras actividades. Esto no significa, no obstante, que si está verdaderamente disgustado con alguien, le perdone. 
Es un adolescente que ya se acerca a la adultez, y sin embargo, le gusta gastar bromas y fastidiar a la gente como si fuese un niño pequeño. ¿Conoces a la típica persona que cuando ve a un sujeto caerse al suelo y hacerse daño se ríe? Esa persona es Sai. Su humor es bastante inmoral y realmente no le importa demasiado que alguien salga herido o sufra si eso le va a divertir. Lo cierto es que tiene una faceta egoísta y egolatra que puede llegar a ser verdaderamente desagradable.
Sin embargo, tampoco podríamos decir que sea una mala persona, si bien le gusta hacer jugarretas y molestar, tampoco llegaría a extremos que fuesen verdaderamente peligrosos, ciertamente no es una alma altruista a la que le gusta ayudar a la gente por la simple bondad de su corazón, pero no es un demonio.
Quizás sea porque detrás de esa fachada de tío chulo es un cobarde inseguro y asustadizo, pero Sai es verdaderamente celoso, hasta el punto en el que no soporta ver a sus seres queridos ser felices cerca de otras personas. Una parte de él siente que preferirán a esos otros sujetos y lo abandonarán a su suerte, dejándolo completamente solo, cosa que le da absoluto pánico. Y es que la soledad es el mayor enemigo del pequeño Trafalgar, quien, como un cachorro recién adoptado, necesita recibir atención y aceptación constante de quienes le rodean. La simple idea de encontrarse solo en este mundo, sin nadie que lo quiera, le pone a temblar.
Es muy atrevido y coqueto, a esto le sumamos su esfuerzo inhumano por dar la impresión de que se cree la misma Afrodita y da como resultado a un pesado verdaderamente inaguantable, que, sin embargo y, si es que se le da una oportunidad, puede demostrar que es en realidad alguien tierno y cariñoso, que tiene más miedo de lo que puede parecer.

Historia 

Siendo hijo de un hombre castaño y una mujer rubia, sorprendió enormemente a sus padres cuando dio su primer paso en el mundo, apareciendo bajo el aspecto de un bebé de cabellos rosados, ojos afilados y orejas puntiagudas. Aún y estando en el siglo 21, los dos adultos necesitaron escuchar numerosas veces las explicaciones de los doctores para no acusar al recién nacido de ser un descendiente de Satanás. El pobre muchachito simplemente tenía algunas variaciones en su ADN que le causaban tener un aspecto ligeramente peculiar. 
Los primeros años de la vida de Sai fueron, en pocas palabras, pacíficos. Su familia era cariñosa, lo cuidaban, lo mimaban, de vez en cuando lo llevaban al parque de atracciones y tenían un estatus económico lo suficientemente aceptable como para abordar al pequeño con regalos, dulces y juguetes. Resumiendo, una infancia maravillosa.
El el paraíso en el hogar, sin embargo, terminó pronto puesto que, como todo niño, llegó a la edad en la cual debía empezar sus estudios en la escuela primaria. Sai, quien nunca se había sentido acomplejado por su físico debido a que su familia lo había tratado como a cualquier otro niño, se sintió verdaderamente confuso cuando su madre insistió en que fuese al primer día de escuela con gafas de sol y gorro. Con 7 años recién cumplidos, el pequeño no comprendía por qué tendría que llevar un gorro de lana con el calor que hacía, sin embargo, dejó que su atosigadora madre se lo pusiese hasta el punto en el que le tapase sus orejas. Sin embargo, un niño no deja de ser un niño, y los niños no hacen caso a sus padres, por lo que poco después de poner el primer pie en la escuela, guardó tanto las gafas como el gorro en su mochila.
Y ese acto sería el que lo traería de una patada a la realidad. Imaginad la cara de un nuevo estudiante de primaria, que empieza su primer día de escuela, su primer día lejos de sus amorosos padres, cuando todos y cada uno de los niños que comparten su clase, se alejan de él sin razón aparente y cuchichean entre ellos dejando salir su nombre de vez en cuando. A pesar de estar perplejo e inseguro, Sai sacó su valentía y se acercó a uno de los grupos para intentar hacer amistad, recibiendo como respuesta frases del tipo "Aléjate, bicho raro" "No nos hables, demonio" "Si Sai te toca te salen orejas de elfo" y parecidas, junto con unas pequeñas risas que en el transcurso de los años se convertirían en  carcajadas acompañadas de empujones y más puyas. Sus años como estudiante le harían aprender que, por lo visto, tenía un físico que no entraba dentro de lo normal y eso era excusa suficiente para que sus compañeros le hiciesen la vida imposible. El pelirrosa, no obstante, era un  chico obstinado, y, aunque como es de esperar, se sentía tremendamente herido, esto no impedía que contestase de vuelta todos los insultos y empujones e incluso que se metiese en más de una pelea de la que normalmente saldría muy mal parado.
A pesar de todo, no sería hasta el inicio de su adolescencia que odiaría su aspecto a raíz de un fracaso.
Su último año de primaria significó el primero de su etapa como futuro hombre adulto, él, junto con el resto de sus compañeros, empezó a crecer y tener ciertos cambios en su cuerpo, y con todo esto también vino el inicio de una atracción física jamás experimentada. Sin embargo, y a diferencia de los jovencitos que lo molestaban, quienes , a pesar de aún ser unos niños, ya babeaban por las chiquillas de su clase, Sai solo sentía deseos carnales cuando veía a los jugadores de fútbol quitarse las camisetas o a los actores estrella del momento brillar en las películas. En pocas palabras, su orientación sexual florecía lenta pero intensamente.
Fue durante aquel año de hormonas revolucionadas en el que empezó a fijarse en un compañero suyo de clase, quien nunca hablaba y solo se centraba en los estudios. Era un niño apocado, con gafas y de ropa elegante, sin embargo, sus capacidades intelectuales sobrepasaban al resto y su carácter sereno atraía al pelirrosa.
En la última semana de curso, Sai, valiente como él mismo y con todo su orgullo por delante, confesó sus sentimientos al muchachito de gafas...simplemente para ser rechazado de manera tajante y cruel.
"Debe ser una broma, eres repulsivo"
Después de aquello, el joven Trafalgar se dejó crecer el pelo del flequillo hasta que la mitad de su cara y, mayormente sus ojos, no fuesen expuestos. Nunca dijo una palabra a sus padres ni a nadie, ni siquiera él mismo pensó mucho sobre el tema, puesto que prefería evadir los pensamientos dolorosos, sin embargo, de manera inconsciente, una gran inseguridad crecía dentro de su pequeño cuerpo.
Su inicio en la secundaria fue como el amanecer de un nuevo día. Allí, gracias a perderse el primer día, conoció a un chico de facciones hermosas y carácter bonachón que ni siquiera hizo una mueca tras ver el bizarro aspecto de Sai, de hecho, parecería que ni siquiera le llamaba la atención que su compañero tuviese orejas en punta y el pelo de color fantasía.
El tener un amigo, llenó al adolescente de seguridad, y le ayudó a poder mostrar su forma de ser abiertamente, sin miedo a lo que sus compañeros dijesen de él. Aquel muchacho se convirtió, sin saberlo, en su salvavidas. Ambos muchachos desarrollaron una fuerte amistad, en la cual compartían gustos y secretos, iban a casa del uno y del otro, hacían pijamadas e incluso se ayudaban en los malos momentos. De hecho, Sai se atrevió incluso a enseñarle el nuevo juego para móvil que se había descargado llamado "Magical Garden" , su gusto por los juegos de chicas mágicas era un secreto para prácticamente todo el mundo.
Un problema que se le era muy conocido empezó poco después de eso. Al fin y al cabo, ¿cómo no iba a enamorarse Sai de un chico atractivo que lo cuidaba y quería sin criticar ningún aspecto de su persona?
Que te guste tu mejor amigo nunca es fácil, pero aún lo es menos cuando la última vez que te gustó alguien te dejó hecho una basura. Y no era el simple hecho de que quien le gustaba era su amigo lo que tormentaba a Sai, lo que verdaderamente le quitaba el sueño al joven era la simple idea de que su salvavidas descubriese sus emociones y se sintiese asqueado por ellas. Más de una vez repetiría en pesadillas la escena donde fue rechazado por primera vez, cambiando el rostro del chico de gafas por el de  su actual mejor amigo.

"¿Por qué? ¿Por qué tengo que tener este aspecto? 

Si simplemente fuese más hermoso...seguro que nadie me rehuiría...

No, eso no.

Si simplemente me considerasen hermoso tal y como soy.
Si simplemente me viese bello tal y como soy.

Entonces nunca tendría que odiarme de nuevo."

Extras 

Le gustan las tartas 
Es homosexual
Los gatos lo adoran
Sus ojos cuando no está transformado son heterocromáticos , uno rosa y otro amarillo.
En su forma normal, el pelo le tapa la cara.
Su diseño como chico mágico está basado en el Kitsune, deidad japonesa con forma de zorro, ya que la flor de Sakura es famosa en ese país.                                                                                                                                                                                                    Es medio Japonés medio Noruego

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Al fin he terminado MATADME
He dibujado y re-dibujado a este chico tantas veces que ya no se ni donde van los dedos de los pies.
¡A ver si hay suerte y quedo dentro!

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